Protagonistas
ALINE CEDRAC
Estatura: 1,72
Peso: 54
Ojos: Verdes
Cabello: Pelirrojo
Señales distintivas: ninguna
Fecha de nacimiento: 30 de Junio de 1974
Lugar de nacimiento: Lexington, Boston, EE.UU
Padre: desconocido
Madre: Marie Cedrac
Ultimo domicilio conocido: 117 Hawthorn Street, Cambridge, Massachusetts (en los alrededores de la Universidad de Harvard).
Aline Cedrac nació el 30 de junio de 1974 en Lexington, un suburbio de Boston. No llegó a conocer a su padre y su madre, Marie Cedrac, jamás le reveló su identidad. Francesa de origen, Marie volvió a Europa en 1992 tras una pelea con Aline, su única hija. Aline decidió permanecer en Boston para acabar la carrera de Antropología. Marie murió en un accidente de tren en febrero de 1993. A pesar de sus indagaciones, Aline nunca averiguó quién era su progenitor.
Aline resultó ser una estudiante brillante, logrando su doctorado con tan sólo 24 años gracias a una memoria excepcional, una intuición extraordinaria y una capacidad de trabajo fuera de lo común. Su interés ce centra especialmente en la tribu india de los Abkanis. El reciente descubrimiento (atribuido a Obed Morton) de un escrito Abkani, que se remonta a varios miles de años, ha revolucionado el mundillo de la antropología india y ha supuesto para Aline una beca de la Fundación Rockefeller para escribir un libro sobre este hallazgo.
Aline es una mujer joven y decidida; los obstáculos que han surcado su vida le han forjado un carácter muy independiente. Dura consigo misma y con los demás, en ocasiones puede resultar arisca, y sus relaciones con los hombres no pasan de ser superficiales. Su gran belleza le confiere una confianza que raya en el complejo de superioridad. Claro que Aline aún no ha encontrado al hombre capaz de medirse con ella.
EDWARD CARNBY
Despacho 713. Departamento de Documentación y Archivos.
Fecha: 16 de diciembre de 1999
Investigación: Agente Epervier, el 9 de diciembre de 1999
Fuentes consultadas: Doc. 9306 / 107-0, Doc. 8541 / 10-3, Doc. 745 / 25-32, Doc. 5896 / 41-18
Objeto de la investigación: Edward Carnby
Gestión de la investigación: encargado de archivos 027
EC es un ciudadano de raza blanca de los Estados Unidos de América. Altura: 1,84. Peso: 78. Ojos: azul grisáceo. Cabello: castaño. Características distintivas: ninguna
FDN: 29 de febrero de196
LDN: Richmond, Virginia, EE.UU.
Padre: desconocido
Madre: desconocida
UDC: Habitación 17, Hotel White House, 18 Norman Avenue, Gloucester, MA, EE.UU.
Comentarios preliminares: El informe completo, con anexos y documentación adicional, obra en poder del director del departamento. El presente documento constituye un mero resumen.
EC nació el 29 de febrero de 1968 en Richmond, Virginia (EE.UU.). Ésta es la fecha indicada en el registro del orfanato St. Georges, donde fue recogido, al parecer, el día de su nacimiento. El ex-director del orfanato, Clark Smith, no ha podido o querido ofrecer información adicional. Según la costumbre, un huérfano recibe como apellido el nombre del santo del día de su llegada a la institución y el nombre del santo del día anterior; así, EC debería haberse llamado Román Augusto. Sin embargo, parece que fue el propio Clark Smith el que rompió esta costumbre tan asentada y bautizó a EC. Este hecho podría pasar como un detalle sin importancia si no hubiera, al menos, 2 precedentes.
En 1888, Robert Derleth, director del mismo orfanato, dio a un niño nacido el 29 de febrero el nombre Edward y el apellido Carnby. En 1928, el director en aquella época, August Bloch, bautizó como Edward Carnby a un niño nacido también el 29 de febrero. Parece más que una mera coincidencia, y he investigado la historia del orfanato y sus sucesivos directores.
El orfanato St. Georges de Richmond es uno de los más antiguos del continente americano. Fue fundado justo después de la Guerra de Secesión por un pequeño grupo de humanistas, cuyos nombres están grabados en el frontispicio de la puerta principal. Sin embargo, es necesario recalcar que Philip L. Howard, el primer director del orfanato, era miembro de la sociedad secreta MOL (Mystical Order Luxis), de la que no se conocen los orígenes, objetivos ni alcance. El orfanato St. Georges recibe aún hoy importante ayuda financiera no sólo de entidades locales y nacionales, sino también de instituciones británicas, italianas, francesas e incluso rusas.
Las instalaciones podían acoger a una cincuentena de niños y muy pronto fueron necesarias obras de ampliación. Una vez finalizadas las obras, August Bloch asumió la dirección de St. Georges. Parece ser que el Sr. Bloch ocupó un puesto preeminente en el seno de la MOL, según lo indicado en sus diarios, de los que, por desgracia, sólo hemos podido estudiar algunos fragmentos.
La MOL es la versión moderna de una cofradía de caballeros y se remonta a la Antigüedad. Pretende continuar la obra de San Jorge, que mató al Dragón, símbolo de las fuerzas del mal. Sin embargo, la leyenda de San Jorge bebe de fuentes tan antiguas como la humanidad misma. August Bloch da una transcripción de dicha leyenda en sus diarios:
Mucho antes de que el mundo fuera mundo, Eniobis reinaba en Urruck, capital de Sumeria. Sucedió que Eniobis deseaba a una sacerdotisa del templo de Adura, diosa del amor y de la guerra. La sacerdotisa se negó a sucumbir a los avances del rey, y éste, ciego de ira, ordenó que fuera secuestrada y llevada a palacio. La joven resistió, empero, los asaltos del rey, quien finalmente le quitó la vida. Al día siguiente, el cuerpo fue abandonado a orillas del Éufrates. El dios Cocodrilo vio el cuerpo sin vida de la joven sacerdotisa e informó del hecho a Adura, indicándole que, si el crimen quedaba sin castigo, los creyentes la abandonarían para rendir culto a otros dioses que los protegieran mejor. Adura, herida en su orgullo, envió cien demonios a Urruck para aprehender al culpable. Los demonios sembraron la desolación en la ciudad, y Eniobis, enloquecido, fue a visitar al Sumo Sacerdote Al Iqour para explicarle lo acontecido la víspera. Al Iqour alzó los brazos al cielo para mostrar su impotencia y regresó a sus habitaciones, en las que una joven esclava acababa de dar a luz a un niño. La madre había muerto durante el alumbramiento y la tradición indicaba que, en tales casos, el dueño de la casa fuera designado como padre. Pero Al Iqour no tenía tiempo para ocuparse de este hecho; todos sus pensamientos se concentraban en los peligros que se cernían sobre Urruck y sus habitantes. Ya los demonios habían conquistado los suburbios este y sur de la ciudad. En unas horas, al día siguiente a más tardar, los demonios invadirían el palacio, destruirían los parterres de flores y los limoneros y sería el fin. Un heraldo llegó para anunciar que Eniobis había sucumbido: tras recuperar la grandeza que había perdido debido a sus apetitos carnales, se vistió con su más bella armadura, tomó su más pesada lanza y partió, a lomos de la más vivaz de sus monturas, para enfrentarse a los demonios.
Al Iqour alzó una vez más los brazos al cielo y se disponía a retirarse a su lecho para esperar una muerte cierta cuando una sirvienta le retuvo tirando de los bajos de su túnica. «Mi señor, mi señor, – dijo– venid a ver al niño que ha nacido. No sólo no ha llorado, sino que os ha llamado por vuestro nombre». Al Iqour apenas oyó las palabras de la sirvienta, pero ésta no se acobardó. «Mi señor, mi señor, – dijo– venid a ver al niño que ha nacido. No sólo no ha cerrado los ojos, sino que os busca con la mirada». Al Iqour miró a la sirvienta colgada de su túnica. «Mi señor, mi señor, – dijo– venid a ver al niño que ha nacido. No sólo no ha nacido desnudo, sino que está vestido con la más fina y sólida coraza y tiene en la mano una espada centelleante». Oyendo esto, Al Iqour ordenó a la sirvienta que lo condujera hasta el niño. Cuando entró en la modesta habitación de la esclava, el niño se alzó, lo saludó con respeto y le dijo: «Padre, sé por qué habéis venido a verme por fin. Sé que deseáis que combata a los demonios que derruyen los muros de nuestra ciudad. Lo haré, padre, pero es preciso que me deis un nombre». Al Iqour se postró ante el niño y dijo en un susurro: «El War Qarn’bi» (Aquel que combate el mal encarnado y expulsa a las sombras).
Aquí termina la leyenda.
Se diría, pues, por extraño que pueda parecer, que Edward Carnby es la versión inglesa de El War Qarn’bi. Se encuentran rastros del nombre Edward Carnby ya en un texto no publicado de Howard Philip Lovecraft, texto retomado más tarde por Ashton Clark Smith en su novela El regreso del brujo, publicada en 1931. Este último, que ignoraba el origen del nombre, rebautizó al hechicero de la novela como «John Carnby», sin duda como homenaje a uno de los primeros personajes de Lovecraft, «John Towers» (en La pequeña botella de vidrio). El título original de la novela no publicada de Lovecraft era, curiosamente, El regreso del niño brujo (The Return of the Sorcerer Child).
No sabemos gran cosa del primer Edward Carnby (EC1), nacido el 29 de febrero de 1888. Por lo visto, algunas fuentes sitúan su nacimiento en 1899, pero debe de tratarse de un error. EC1 se vio envuelto en diversos hechos extraños entre los años 1920 y 1939; después se pierde todo rastro.
La vida del segundo Edward Carnby (EC2), nacido el 29 de febrero de 1928, resulta aún más misteriosa. Sin embargo, parece ser que emigró muy joven a Europa; creemos que Escocia constituyó su primer destino.
Disponemos de información más completa acerca del tercer Edward Carnby (EC), nacido el 29 de febrero de 1968. EC pasó su infancia en el orfanato St. Georges. Al contrario que los demás niños a cargo de la institución, no fue adoptado por ninguna familia de acogida. A continuación presentamos la declaración de uno de sus compañeros: «Carnby era un solitario, como lo éramos todos. Por lo que recuerdo, recibía un trato de favor. Mientras que nosotros debíamos seguir un plan educativo normal en la escuela del orfanato, Carnby disfrutaba de mucha libertad. Sabíamos que pasaba muchas horas en el despacho y la biblioteca del director, y que en varias ocasiones fue enviado a Europa para seguir cursos especiales [Nota: Con toda certeza se trataba de instituciones adeptas a la MOL]. Yo compartía habitación con él y constaté en varias ocasiones que pasaba gran parte de la noche con los ojos abiertos, con aire ausente. Todos estábamos más o menos marcados por nuestra condición de huérfanos, pero diría que Carnby era el más extraño entre todos nosotros.»
Carnby abandonó el orfanato a los 15 años. Aunque su trayectoria resulta difícil de seguir, encontramos pistas de su paso por el sur de Francia y por Sicilia en 1983, por Rumanía en 1985 y en los alrededores de Hailar, China, en 1986. Regresó a Estados Unidos en 1990 y se instaló en Salem, en el estado de Massachussets. En aquella época Carnby trabajaba para una organización aparentemente caritativa financiada por la MOL. En esta organización conoció a Charles Fiske, hermano del director de la misma, y parece que fue entonces cuando Carnby empezó a distanciarse de la MOL. Charles Fiske, que pertenecía también a la sociedad desde hacía años, había cortado sus lazos con la MOL en 1973. Es importante recalcar que Fiske también había sido agente del Despacho 713, de 1973 a 1978, fecha en la que presentó su dimisión en circunstancias aún no esclarecidas. Fiske fundó en 1980 una agencia de detectives privados, cuyas actividades parecen no guardar relación con su trabajo para nosotros ni con su estatus de ex-miembro de la MOL. Parece ser que la agencia Fiske operaba como cualquier agencia de detectives: investigaciones, rastreos, protección de personalidades… Carnby se unió a la agencia Fiske el 10 de enero de 1991.
Las entrevistas con vecinos tampoco aportan ningún dato significativo: Carnby es descrito como un tipo solitario, educado y cortés. No se le conocen relaciones ni amistades estrechas, salvo con Fiske. No recibía correo ni llamadas, aparte de las de su superior; probablemente recibía su correspondencia en la agencia.
El 10 de diciembre de 1999 se realizó un registro de su habitación de hotel, pero sin resultado: pocos efectos personales, ninguna nota, ningún documento. Las muestras tomadas no han revelado ninguna anomalía.
No se ha podido llevar a cabo un registro en la agencia Fiske, que parece estar protegida por un sistema de seguridad que nuestros agentes no han conseguido violar.
Carnby abandonó Estados Unidos el 14 de agosto de 1999 con destino a Londres. Sin embargo, es probable que viajara mucho por Europa, e incluso es posible que se desplazara al Cáucaso antes de regresar el 15 de diciembre de 2001.
Conclusión: Resulta evidente que las funciones de Carnby en el seno de la agencia Fiske no son más que una tapadera (como lo es también, con toda probabilidad, la agencia Fiske). A pesar de todo, nuestros servicios no han conseguido descubrir cuáles son sus actividades. Es posible que Carnby sea agente de una potencia enemiga, quizás europea. Sin embargo, esta hipótesis carece de una base sólida. Resulta más probable que Carnby y Fiske persigan objetivos personales que tienen que estar relacionados con las actividades de la MOL.
¿Quién es en realidad Edward Carnby?
Edward Carnby es hijo de John Brown, oficial del ejército de tierra de los Estados Unidos caído en Vietnam el 10 de enero de 1968, cuando se disponía a regresar a su país para asistir al nacimiento de su primer hijo. La madre de Carnby, Edna Lewis, sufrió una hemorragia cerebral durante el alumbramiento y falleció pocas horas después. John Brown trabajaba como jardinero en el orfanato St. Georges antes de ser llamado a filas, y había elegido a Clark Smith, director de la institución, como padrino del niño. De este modo, resultó normal que el bebé fuera confiado a dicho orfanato.
La MOL es una sociedad mística que tiene como objetivo formar a caballeros andantes, luchadores capaces de combatir a las fuerzas oscuras, las fuerzas del mal que amenazan a la humanidad. El título de El War Qarn’bi se otorga una vez cada 40 años a un niño huérfano cuyo nacimiento se ha visto rodeado de circunstancias extraordinarias; en nuestros días, es suficiente con nacer un 29 de febrero. A causa de esta tradición, iniciada por uno de los fundadores del orfanato, Clark Smith bautizó al niño con el nombre Edward Carnby.
Edward recibió una educación mística y caballeresca, según lo definido en los textos secretos de la orden. Desde el principio, Edward presenció fenómenos paranormales y sobrenaturales; fue educado en los misterios y no tardó en aprender a reconocer el mal bajo todas sus formas, a combatirlo con todos sus medios humanos y, por último, a guardar el secreto más absoluto acerca de este aspecto de su vida.
Carnby creyó en su papel de caballero moderno hasta su adolescencia, cuando aparecieron los primeros indicios de su ruptura con la orden. Aunque convencido de la presencia y el poder de las fuerzas del mal, comenzó a poner en duda los aspectos más sectarios de la MOL. El misticismo fanático y el proselitismo de la sociedad le resultaban insoportables y, puesto que era solitario por naturaleza, sólo compartió sus inquietudes con Charles Fiske, la única persona con la que estableció una verdadera amistad. Fiske, pese a no haber recibido el título de EL War Qarn’bi, encarnó durante largo tiempo el ideal caballeresco de la MOL. Sin embargo, acabó también distanciándose de la cofradía. Ambos compartieron sus experiencias y sus reflexiones e iniciaron una lucha encarnizada contra las fuerzas oscuras. Desde la agencia Fiske, cuyas actividades públicas servían a sus necesidades financieras, los dos hombres llevaban a cabo la misión que habían escogido con determinación y abnegación.
Poco antes del caso Shadow Island, Carnby recibió una llamada de un antiguo conocido europeo para resolver un caso de posesión colectiva en un monasterio en el Cáucaso.
La vida sentimental de Carnby está marcada por un profundo dolor: en la asociación caritativa de Salem conoció a la joven de origen inglés Annie Ganwell. Por desgracia, la joven falleció en un terrible incendio, y el verano de 1990 quedará para siempre grabado en la memoria de Carnby como el fin de la época más feliz de su vida. Desde entonces, aunque ha tenido algunos escarceos sin importancia, no ha podido establecer ninguna relación duradera.
Carnby no es vegetariano por convicción: sencillamente, la idea de comer carne le repugna.
No fuma, y cada mañana toma una cucharada de ginseng coreano. Este ritual, el gusto acre del polvo de ginseng y la energía que le aporta le recuerdan cada día que está vivo.
Para aquellos que lo conocen, Carnby parece un modelo de distanciamiento casi místico: los problemas de la vida cotidiana le afectan muy poco y su humor, a menudo teñido de cinismo, emerge en muy contadas ocasiones.
Una de las costumbres favoritas de Carnby es pasear por la zona antigua de Boston, por la orilla del río Charles. Estos paseos le proporcionan una gran sensación de libertad, y el deseo de volver a disfrutar esa paz y serenidad constituye una de sus principales motivaciones.
Carnby es un humanista indirecto. Lleva a cabo su lucha contra las fuerzas del mal por el bien de la humanidad, pero experimenta sentimientos encontrados respecto a sus congéneres ya que sabe que el mal se esconde a menudo en sus corazones. Sabe comprender y disculpar la fascinación que el mal ejerce sobre los humanos.
Carnby no tiene permiso de conducir, ya que nunca se ha tomado el tiempo necesario para obtenerlo. Sin embargo, esto no le impide pilotar cualquier vehículo terrestre, aéreo o acuático cuando le resulta útil o necesario.
La relación de Carnby con el dinero es ambivalente: sabe que constituye un formidable agente al servicio del mal, pero no le hace ascos a una excelente comida, un buen par de zapatos o, cuando el presupuesto se lo permite, estancias en los mejores hoteles. Pero Carnby no será nunca capaz de ahorrar, pues vive al día sin preocuparse demasiado por el mañana.
Carnby es, al fin y al cabo, un hombre normal. Conoce el mal por haberlo visto y combatido en diversas ocasiones en sus diversas formas, encarnadas o no. Carnby no intenta convencer a sus congéneres, acción que sabe inútil. Carnby es un guerrero, un cazador: el cazador de las tinieblas.
GUÍA PARTE 1
Una vez que hayas aterrizado, avanza hacia la derecha, en el cruce tuerce a la izquierda, continúa hasta el fondo hasta encontrar una puerta cerrada con un candado especial que requiere de un código. Da media vuelta y avanza en la otra dirección hasta que Edward hable por radio con Atine. Sigue hasta encontrar una caseta que tiene unos escalones de piedra y sobre ellos un rastro de sangre.
Atraviesa hacia el interior para encontrar a un personaje al que le falta el brazo izquierdo y que además se está desangrando. Después de hablar con él, enfoca con la linterna a sus pies para encontrar la llave pequeña de bronce. Sal de la caseta y prosigue tu camino. Al poco tiempo oirás disparos provenientes del interior de la caseta. Corre hasta su interior para comprobar que el personaje ha desaparecido y sólo queda un rastro de sangre.
Continúa por donde ibas hasta llegar a una puerta metálica que podrás abrir usando la llave que has encontrado. Pasa a la siguiente sección del parque, avanza un poco y verás una escena en la que un perro es destrozado por un extraño monstruo. Sigue, recoge una caja de balas de magnesio, avanza hasta llegar a un lugar en el que puedes continuar por dos sitios, hacia el Norte por una verja y al Este por el camino por el que vas.
Dirígete hacia el Norte, abre la verja, continúa avanzando, ignorando a los perros, hasta encontrar dos cajas de balas y al fondo, junto a una estatua, un botiquín. Vuelve al camino principal y continúa hacia el Este para subir por unas escalinatas. Ahora te encuentras en una zona abierta y cuadrada con una sola salida enfrente. Dirígete hacia la izquierda, saca tu pistola y dale un par de tiros al cadáver viviente de uno de los perros que viste antes.
Continúa avanzando y cuando llegues al final y gires a la izquierda tendrás que eliminar a dos más. Date un paseo por la otra parte de la plazoleta, sube por las escaleras y elimina a un cuarto perro. Continúa de frente hasta que veas unas escaleras a un lado, sube por ellas, intenta abrir las puertas de la mansión y comprueba que están cerradas. Atine te llamará muy asustada, baja las escaleras y continúa por donde ibas para comprobar como alguien te observa desde una de las ventanas de la mansión.
Sigue adelante para encontrarte y deshacerte del monstruo que atacó a los perros. Continúa, baja las escaleras que llevan a la zona del pozo para encontrar una válvula que vaciará parcialmente de agua los túneles y el pozo que hay a tu espalda. Desciende a los túneles por las escaleras, elimina a un segundo monstruo, adéntrate en los túneles, avanza de frente con el agua por el pecho y luego tuerce a la izquierda. Sigue hasta llegar a una zona cuadrada más amplia, saca la pistola y elimina al monstruo que saldrá a la superficie por tu espalda. No podrás abandonar esta zona mientras esté vivo.
Sal por el túnel que hay en el rincón y, al fondo, sube las escalerillas para llegar a una zona seca. Sal de la zanja y recoge del suelo un amuleto de guardado. Atraviesa la puerta metálica para llegar a una zona en la que hay mobiliario en el lado la izquierdo. Examínalo para encontrar un botiquín, una escopeta, una caja de balas y otra de cartuchos de fósforo.
Dirígete al fondo, abre el ataúd que hay en el rincón para encontrar la llave dorada. Examina el otro lado de la estancia y localiza una una puerta metálica cerrada. Usa la mirilla para ver que en el otro lado hay una mina. Asimismo encontrarás a la izquierda unas escaleras que llevan a una trampilla pero que también está cerrada. Regresa por tanto a la puerta que hay al lado del ataúd, usa la última llave que has cogido, sube las escaleras y abre la puerta del final para acceder a la Mansión.