Desde Guía Manía te seguimos ofreciendo un repaso y análisis a los mejores personajes del mundo de los videojuegos, y hoy le toca el turno a uno de los jefes finales más interesantes de la historia de la PS2. Se trata del objetivo final de Final Fantasy X, el padre de Tidus: Jecht.
Padre de Tidus, el personaje rubio y con aspecto de surfista californiano, Jecht era uno de los mejores jugadores de blitzball de Zanarkand hasta que se convirtió en el Guardián de Braska y luego en la coraza del nuevo Sin, tras darle vida al Final Aeon de su amo.
Arrogante y bebedor, Jecht es visto durante casi todo el juego desde los ojos de Tidus, quién lo odia por haberlo abandonado y busca siempre superarlo, ya que creció con la gente diciendo que su padre era el mejor jugador de bliztball del mundo.
Con problemas para expresas sus sentimientos, Jecht en realidad siempre quiso que Tidus mejorará y creciera para convertirse en un gran jugador de blitzball, pero durante el tiempo que estuvieron juntos siempre le hablaba de manera ruda y lo hacía sentir inferior.
El cariño por su hijo podemos verlo cerca del final en una esfera de recuerdos y en el emotivo encuentro antes de la batalla final, donde padre e hijo finalmente se dicen lo que verdaderamente sienten.
La verdadera personalidad de Sin es más apreciable al encontrar las diferentes esferas con recuerdos a lo largo de Final Fantasy X, ya que el se sacrifica para convertirse en el Final Aeon, esperando al día en que alguien pueda derrotar para siempre a la malvada entidad llamada Sin.
Las esferas fueron dejadas por Jecht, quién a lo largo de su viaje descubre que no habrá posibilidad de regreso a Zanarkand y espera que si su hijo alguna vez sufre su mismo destino, pueda prepararse para una verdad más allá de toda comprensión.
Un jefe final bastante interesante, con una historia emotiva y mucha personalidad, al final su relación con Braska y Auron es una de las más interesantes del juego.