El anime de Dragon Ball murió hace ya bastantes años, pero dejó montones de fans por todo el mundo sedientos de nuevos productos basados en la serie. Entre otras muchas cosas, la obra magna de Akira Toriyama se ha convertido en una de las franquicias más exitosas del mundo del videojuego.
Como casi todo veinteañero varón español, yo soy aficionado a esta serie. Para colmo de “frikismo”, también me gustan los RPGs desde que Final Fantasy VII me encandiló, hace ya unos añitos. Siempre he pensado que mezclar ambos aspectos podría producir un gran juego y el nuevo Dragon Ball Z: Attack of the saiyans es precisamente eso, un RPG clásico que narra las aventuras de Goku y los demás guerreros Z.
Ya ha habido un par de acercamientos entre Dragon ball y el rol. Dragon Ball: Super Gokuu Den Kakusei Hen y Dragon Ball Z: Super Gokuu Den Totsugeki Hen salieron en el año 1995 para Super Nintendo y tuvieron una muy buena acogida por el público, pero nunca llegaron a salir de Japón, en un tiempo en el que a los occidentales nos costaba entender el género de los RPGs y Dragon Ball aún no se emitía en Estados Unidos. También la saga Legacy of Goku de GBA se acercó al género, pero tenía más partes de aventura y sus combates eran en tiempo real.
Ahora llega a Nintendo DS Dragon Ball Z: Attack of the saiyans. Voy a comentar un poquito lo que me ha parecido este juego tras el primer par de horas de partida.
Historia
Como en muchos de los juegos de la serie, la historia de Attack of the Saiyans comienza después de la derrota de Piccolo en manos de un jovencito Son Goku. Con Dragon Ball Origins contando las aventuras de la primera parte de la serie, este nuevo título de DS puede centrarse en la parte más violenta del anime. El juego narrará toda la historia que se podrá ver en los 100 episodios con los que cuenta la nueva remasterización de la serie, Dragon Ball Z Kai, que se emite en Japón desde el mes de abril.
La aventura comienza en casa del Maestro Roshi. La amenaza de Piccolo ha concluido y los amigos de Goku, Krillin, Yamcha y Ten Shin Han ultiman su entrenamiento de cara a participar en la próxima edición del gran torneo de las artes marciales.
Estilo de juego
Hemos dicho que Dragon Ball: Attack of the Saiyans es un RPG clásico, y esto debéis entenderlo como algo literal. El juego tiene todos los elementos característicos de este género: Largos diálogos entre personajes, ciudades que explorar llenas de gente con la que hablar, grandes mazmorras que atravesar, enemigos aleatorios que pueden aparecer en cualquier momento y combates por turnos, con grupos de hasta 3 luchadores. Nuestros personajes irán subiendo de nivel al mismo tiempo que se deshagan de sus enemigos, podrán equiparse accesorios que les ayuden en la batalla, usarán objetos curativos como las famosas colas de Fénix… En fin, tiene todo lo que un RPG necesita.
No en vano, el equipo desarrollador del juego es Monolith Soft, formado por antiguos miembros de Square y creadores de Xenogears.
Por otra parte, hay que achacarle al juego el prácticamente nulo aprovechamiento de la pantalla táctil de Nintendo DS.
Gráficos y Sonido
Creo que, a nivel gráfico, el juego flaquea un poco. Si, es un RPG clásico y basado en una serie de animación, por lo que no precisa necesariamente de un gran nivel técnico pero, siendo objetivos, los gráficos, sin ser malos, podrían pertenecer perfectamente a un juego de Game Boy Advance. Eso sí, algunas imágenes de personajes en batalla quedan bastante bien.
La música que ambienta el juego es correcta. Las sintonías para cada fase son adecuadas, pero tampoco están compuestas por Nobuo Uematsu. Cumplen su función, pero no se quedarán grabadas en la mente de nadie.
Conclusión
Definitivamente, Dragon Ball Z: Attack of the Saiyans es un juego muy atrayente para los seguidores de Dragon Ball y de los RPGs, aunque puede antojarse no demasiado interesante para cualquiera que carezca de uno de esos dos intereses. La historia será relativamente larga y solida, aunque queda por ver si las partes añadidas en el juego y no vistas en el manga están a la altura del resto.
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