Heather Mason, también conocida como Cheryl Mason, es la protagonista principal de Silent Hill 3, pero a la vez la hemos visto en una entrega anterior, ya que ella es la joven Cheryl que Harry Mason buscaba a lo largo del primer título.
Resulta que al sobrevivir los eventos del primer juego, Harry tiene un nuevo encuentro con Alessa quién se le aparece para darle la custodia de un bebé recién nacido. En esa pequeña niña se depositan la mitad de Alessa y la mitad de Cheryl, y Harry viajará por el país intentando protegerla de cualquier mal, tanto que terminaría asesinando a un miembro de un culto satánico y escapando para proteger su identidad.
Es así como Cheryl ve su cabello teñido y su nombre cambiado a Heather, quién a principios del juego vive en los Apartamentos Daisy Villa.
En el primer Silent Hill el papel antagónico recaía en la fanática religiosa de Dhalia Gillespie, pero aquí esa tarea recae en Claudia Wolf, una joven que creció junto a Alessa y que también tuvo una infancia terrible, por lo cuál la idea de un dios creado por el dolor y el sufrimiento le permite pensar en un paraíso más accesible que un dios bondadoso que no ha sabido cuidarla.
Su regreso a Silent Hill está plagado de odio, tristeza y muerte, y será para un enfrentamiento final con Claudia y una resolución definitiva sobre su condición, donde vemos que la influencia de Alessa consigue filtrarse en algunos momentos.
Lo que refiere a personalidad y actitudes, tenemos a una joven bastante normal, con un gusto algo excesivo por lo paranormal y un espíritu de autocrítica y reflexión bastante profundo (como cuando se ve al espejo y comienza a decir que en realidad no confía en los reflejos porque son imágenes distorsionadas).
La lucha de las dos personalidades, con Alessa buscando grietas en la joven Heather para filtrar sus experiencias y emociones la transforman en una trágica heroína cuyo camino estará cubierto de sangre y pérdidas.