Uno de los títulos que más me ha costado terminar en los últimos meses. Tras varios intentos fallidos, hoy logré alcanzar la gloria en Fire Emblem Radiant Dawn, y por tal razón estoy publicando esta reseña del juego. Dividido en cuatro capítulos, dentro de los cuales se desenvuelve una historia única y relacionada con la que sigue, cada uno de los escenarios de Fire Emblem Radiant Dawn suele atraparnos durante 50 minutos, tiempo que se extiende a medida que nos acercamos al desenlace, que desde ya les adelanto que vale la pena. Asimismo, al terminar el juego habremos desbloqueado un espectacular archivo con las escenas de video y otras sorpresas.
El estilo de juego mantiene la esencia de su antecesor, y de hecho los gráficos no han mejorado demasiado. No obstante, es justamente la jugabilidad uno de los aspectos únicos de Fire Emblem Radiant Dawn, que no puedo comparar con ningún otro RPG. Desarrollado por Square Enix (sí, los mismos que han creado la saga Final Fantasy), en este título se da lugar a una especie de tablero donde uno debe moverse y realizar acciones por turnos. Es, básicamente, un ajedrez, con personajes de características propias, y que son capaces de mejorar sus habilidades con cada combate ganado.
Es importante remarcar dos aspectos de Fire Emblem Radiant Dawn, que en lo personal descubrí en los niveles finales del juego: la asignación de puntos extras de experiencia, cosa que se gana con las diversas misiones y que se aplica al inicio de un nuevo combate, y las habilidades que, si bien en muchos casos no pueden alterarse, permiten organizarnos mejor en relación a los poderes. La única gran crítica que tengo para hacerle a este juego, es la forma en que se plantea el 90% de la historia, con diálogos e imágenes estáticas, que le restan muchísima vida, siendo la contracara de las secuencias de video.
Un título apasionante como pocos en Wii. Un título verdaderamente largo, y con una historia y un estilo de juego adictivos, porque uno no puede esperar a descubrir cómo sigue la vida de estos mundos fantásticos en donde rivalizan Hombres, Criaturas y Dioses.