El último nivel del Pacífico Sur es mucho menos complejo que el resto (sobre todo comparado con el último), y su longitud, de igual forma, también es bastante menor. Además, sólo hay que buscar un secreto. No ha habido ninguna secuencia entre el nivel anterior y éste, así que, de golpe, te encuentras en un extraño pasillo con unos nativos lanzándote dardos envenenados. Reacciona rápido si no quieres que el veneno comience a mermar tus fuerzas peligrosamente. A tu izquierda tienes un pasillo que lleva al enemigo final del nivel (todavía queda un ratillo para llegar a él) y, al fondo, un pasillo con una inmensa roca en lo alto. Por el momento, sube por las escaleras de la derecha, por donde bajaban los nativos, hasta llegar a unas nuevas escaleras, aunque esta vez algo más estrechas. Pasa por un pequeño hueco que hay al final de éstas, para llegar a una estancia con bastante mala pinta. Ni que decir tiene que rozar sólo una de esas, significa estar casi muerto. Debes activar los cuatro interruptores que abren la salida de esta estancia sin que los rodamientos te toquen. El truco está en colocarse en el sitio justo, esperar a que pasen, activar el interruptor y volver a colocarse en el lugar seguro. Luego vas a por el segundo interruptor y ya está. El problema ahora es ir al otro extremo de la habitación para activar los dos interruptores restantes. No intentes pasar por encima de los rodamientos porque te matarán. Es mejor que te ayudes de la plataforma inclinada por la que bajaste para coger mayor altura y no dañarte. Una vez hayas activado todos los interruptores, busca la salida para llegar a la siguiente trampa. Una pequeña estancia a la que Lara debe bajar y cuyo techo, lleno de pinchos, baja rápidamente. Para evitar morir de esa forma tan trágica, debes activar los tres interruptores que hay, con lo que el techo seguirá bajando, pero por lo menos podrás salir dignamente por la puerta de la estancia. El siguiente problema es algo más serio. Una gigantesca bola con ganas de aplastarnos. Justo debajo de ella hay una palanca que abre la puerta situada en el lado opuesto a la bola. No te preocupes, porque al activar la palanca la roca no empieza a rodar todavía. Empieza a correr y, tras unos instantes, la roca comenzará a rodar detrás de ti. Salta un poquillo antes de llegar a la puerta, de manera que caigas justo en el hueco de la misma. Sigue corriendo, para entrar en una segunda estancia con una Gema y ¡otra bola!. Gira a la derecha nada más entrar y salta para evitar ser aplastado. Tienes que caer en el carril central de la estancia, ya que los laterales son poco consistentes y, bajo ellos, sólo espera la muerte.
Si estás vivo, observa la bola y descansa para darte la vuelta y esperar lo peor. No te preocupes. Eso que ves delante es el mismo lugar desde el que comenzaste el nivel, hace unos minutos, sólo que ahora hay unos cuantos nativos más y la puerta que da acceso al enemigo final del Pacífico Sur, está abierta de par en par. Acaba con los pocos nativos que queden en el interior de la cueva y lánzate en busca del secreto del nivel. Ve a las escaleras por las que subiste nada más empezar el nivel, las que después desembocaban en un pequeño hueco que daba acceso a la estancia de los rodamientos. Fíjate en la parte alta del extremo opuesto del pasillo. Verás que hay un pequeño hueco en la pared que da acceso al secreto. Sube las escaleras y salta hacia la pared para quedarte agarrado a ella. Desplázate hacia la izquierda sin soltarte y, cuando llegues a la altura del hueco sube. Habrás encontrado el secreto. Deslízate por la rampa y échale un vistazo al panorama que se presenta. Graba la partida si tienes alguna Gema y acércate a la silla que hay al fondo. Cuando estés a su lado, ésta se girará presentándote al individuo que debes eliminar. Si le disparas estando la silla de espaldas, no conseguirás absolutamente nada, así que te recomendamos que te acerques a él y, cuando se esté dando la vuelta, salta hacia un lado antes de que el rayo te alcance. Si lo hace morirás al instante. Tras asestarle unos cuantos disparos, te lanzará un dragón que deberás eliminar rápidamente y, a ser posible, evitando que el veneno de éste te alcance (si lo hace, toma un paquete médico para contrarrestarlo). Después de eliminar al dragón, volverá a dispararte con el rayo unas cuantas veces más. Acierta sobre él mientras saltas de un extremo a otro y tras muy poco tiempo, morirá definitivamente. Además lo hará de una forma bastante espectacular, como todos los jefes finales en Tomb Raider III. Recoge la piedra en cuestión y prepárate a pasar calor en las extremas temperaturas del desierto de Nevada.