Tomb Raider III se despide de los niveles convencionales con una fase al más puro estilo Tomb Raider. Decenas de interruptores y palancas por accionar, varias llaves y, cómo no, los eternos enigmas unos inolvidables, como el del Rey Midas). Para empezar, sube por la escalera de la izquierda y busca una palanca que debes accionar, para abrir la puerta que está al lado de la escalera. Entra por dicha puerta y consigue allí la Llave Ulí. Sal, ve a la izquierda y utiliza la llave en la cerradura con lo que se abre la reja. Entra por ella y sube por la escalera. Activa la palanca que hay justo al lado de la reja. Sal a la cornisa y activa una tercera que hay pegada a la pared. Hay una cuarta más, que está abajo. Debes acceder por la rampa que hay en el pasillo. Cuando hayas activado las cuatro palancas, saldrá una pantalla que representa una estancia que está a la izquierda (suponiendo que estuvieses en el comienzo del nivel). Ve allí y observa que hay cinco interruptores de luz y una reja. Para abrir la reja activa los dos primeros y el último de los interruptores, siempre empezando a contar desde la izquierda. Entrarás en el puente derruido. Para atravesarlo, deberás saltar primero a la plataforma nevada de la izquierda y desde ésta, al otro lado del puente. Para bajar no tienes más que dejarte caer, sin miedo a perder energía. Entra por el túnel y prepárate a vivir cosas fuertes. Primero los impresionantes monstruos que salen, después las balsas de aceite balanceándose y después, tras girar a la izquierda, una jaula con tres nuevos seres mitológicos que van apareciendo conforme te vas acercando a ellos. Cuando los hayas matado a todos, busca en una de las tres puertas abiertas un interruptor. Este abre un hueco en una de las paredes de la planta superior. Sube con ayuda de un bloque gris que hay en uno de los lados y, desde allí, entra en el hueco. Por él llegaréis a la nueva estancia, que guarda gran cantidad de interruptores que modifican de forma aleatoria la configuración de las plataformas. El objetivo aquí es el de abrir la puerta de abajo, en el otro extremo de la habitación, pero para ello hay que encontrar el camino correcto. Hay seis pulsadores, dos arriba, uno abajo en el suelo, otro un poquito más elevado que este último y otros dos justo encima y debajo de la escalera que recorre la estancia de un lado a otro. El de arriba activa el secreto #2, y es el más sencillo de alcanzar, pero no deberás pulsarlo hasta el momento preciso. El orden de activación de los interruptores es el siguiente: primero el de arriba a la izquierda, segundo el de arriba a la derecha, tercero el del suelo, cuarto el que está encima de un peldaño que se plegará al activarlo, quinto otra vez el de arriba, sexto el del secreto #2, si es que quieres conseguirlo, y por último el de debajo de la escalera que lleva al interruptor del secreto #2. Este último abrirá la puerta y deberás llegar a él colgado por debajo del puente. Nada más salir te encontrarás en una estancia llena de charcas y repleta de bichos de todo tipo con ganas de liquidarte.
Sigue por el camino del fondo a la izquierda para llegar a una puerta con un interruptor y una palanca. Tira de la palanca para abrir la puerta. Alrededor del haz de luz se encuentran los huecos para las cuatro máscaras que debes recoger. Agua, Viento, Tierra y Fuego. Son varias pruebas a las que puedes acceder desde la planta superior. Dependiendo de la dirección a la que vayas, deberás enfrentarte a una prueba u otra. El caso es que, si queréis superar el nivel, deberéis enfrentaros tarde o temprano a todas. Empecemos por el agua, donde deberás enfrentarte, entre otras cosas, a cuchillas que giran a toda velocidad. El viento, en cambio, se decanta por un complejo laberinto cuyo premio final es la máscara del viento. La Tierra te llevará hasta una explanada llena de arenas movedizas. No es muy complicado encontrar la máscara, pero sin duda lo peor será cuando la hayamos recogido Lara verá cómo la cueva se le cae encima en medio de infinitos temblores. El fuego, finalmente, os invita a poner a prueba vuestra picardía, teniendo que atravesar una serie de tuberías de las cuales deberás distinguir las que están incandescentes y las que no.