De las correctas combinaciones, muchas veces es factible que termine surgiendo un producto destacado. Justamente por eso es que recomendamos tener muy en cuenta el título al que haremos alusión en el presente artículo. Una dosis de aventura, sumada a elementos sobrenaturales y segmentos de shooter y sigilo componen a Dishonored. Se trata de un título que ha sido desarrollado por la gente de Arkane Studios y que será distribuido por los muchachos de Bethesda Softworks. Todavía no se definió su fecha de arribo a las tiendas, pero se prevé que lo haga durante el transcurso de 2012. Por su parte, se ha confirmado que contará con versiones para las plataformas Xbox 360, PlayStation 3 y PC.
De acuerdo a lo que se ha adelantado hasta el momento, una vez que le echemos mano tendremos que ponernos en la piel de un asesino, el cual contará con la particularidad de poseer poderes mágicos. Este agente especial deberá llevar a cabo distintos encargos en un universo de los denominados retrofuturistas, en el cual se palpará y sentirá una incipiente revolución industrial. En tanto, durante los primeros minutos de la trama conviviremos con infinidad de muertos, en un contexto marcado por decenas de cadáveres que flotarán en el río y con potentes ejércitos que tomarán las calles. Esta ciudad a más de uno seguramente le hará recordar a la ciudad 17 (para quienes hayan probado Half-Life 2). La misma se llamará Dunwall, y a pesar de ser ficticia se asimila bastante a la Londres del S XVI.
Por su lado, todos y cada uno de los escenarios que iremos atravesando con el correr de Dishonored nos brindarán enormes posibilidades. Por supuesto que ello se explotará de maravillas gracias a su marcada libertad de acción. De este modo, podremos descubrir pruebas de la tiranía que caracterizará al gobierno de turno; o bien, aprovechando la situación, mejorar considerablemente nuestro arsenal. A su vez, de las acciones que realicemos dependerá la aceptación que tengamos con el resto de los protagonistas. Asimismo, para cumplir con las metas habrá dos caminos opuestos: por un lado, la acción pura y dura, con plenos enfrentamientos armados; por el otro, sigilo, optando por un camino pacífico en el que no debemos ser descubiertos.