Con el desembarco en la industria de los flamantes dispositivos que detectan los movimientos, también han comenzado a arribar juegos pensados exclusivamente para su utilización. Tal es el caso por ejemplo del que ahora nos convoca, Crossboard 7. Se trata de un producto aparecido en noviembre pasado, el cual ha contado tanto con el desarrollo como la distribución de la firma Konami. Se encuentra disponible para la plataforma Xbox 360, ingresaría dentro del género deportivo y hace un efectivo uso de Kinect.
Al momento de abordarlo, lo primero que hay que hacer es realizar un marcado número de pruebas, las cuales servirán para superar un tutorial. Por suerte, los movimientos a efectuar se encuentran explicados de manera impecable y son acompañados con imágenes que facilitan su entendimiento. Hay que situarse como en una tabla verdadera de snowboard, luego, habrá que inclinar el cuerpo hacia el pie que pongas delante si lo que pretendes es acelerar, mientras que al balancearte lo que harás es girar. En tanto, se permite el uso de cualquiera de los pies como apoyo, los que se pueden cambiar inclusive en medio de la competencia.
Por supuesto que debido al uso del periférico de Microsoft, lo que se consigue es una buena inmersión en la jugabilidad de Crossboard 7. Aunque igualmente presenta ciertas imperfecciones que no ayudan a completar una satisfactoria experiencia. Por ejemplo, al principio, con las pruebas más accesibles, todo marcha de maravillas. Pero eso cambia radicalmente cuando comenzamos a ejecutar misiones más complicadas. Esa agradable sensación de realismo se resiente más que nada en los segmentos donde la velocidad se convierte en la principal protagonista de las pruebas.
Por su parte, los gráficos no son deslumbrantes ni mucho menos, pero cumplen con lo que el título pretende transmitir. Nos toparemos con entornos bastante variados y sumamente coloridos, en los cuales no faltarán escenarios con volcanes, con abundante nieve ni con frondosas selvas. Quizá su nivel de detalle no esté a la altura de lo que Xbox 360 es en verdad capaz de dar. Por su lado la música, una especie de rock ligero, acompaña satisfactoriamente las acciones que van teniendo lugar en una aventura que parece destinada más que nada a un público infanto juvenil.