Mientras que en algunos países Europeos como el Reino Unido hay una fuerte discusión sobre la posibilidad de aplicar medidas de censura sobre los videojuegos, en España se ha dado un paso muy importante para esta industria: los videojuegos serán considerados cultura oficialmente. Si bien es cierto que en mi país no hay empresas desarrolladoras tan importantes como las de Inglaterra, esta medida multiplicará las posibilidades de ver más obras de nivel como Commandos o Runaway.
El pasado jueves, la comisión de cultura del congreso español aprobó la medida de considerar a la industria del videojuego como una industria cultural, punto en el que se pusieron de acuerdo tanto el Partido Socialista (que hizo la propuesta) como el Partido Popular (algo que no ocurre demasiado a menudo). Gracias a esto, los videojuegos entran en la misma categoría que el cine, la literatura y la música, con las ventajas fiscales y las subvenciones que siempre han poseído esas otras formas de arte, además del reconocimiento que los fans sabíamos que debían tener.
Con esta medida, el ejecutivo español busca que las pequeñas empresas de creación y desarrollo de ocio digital, que en los últimos años han prosperado bastante, no sean vendidas a capital extranjero. Además, puede suponer un buen empujón para la creación de nuevas compañías, algo que en estos tiempos de dificultades económicas no es muy habitual.
Son pocos los videojuegos españoles que, históricamente, han conseguido destacar en el mercado internacional. La abadía del crimen, una aventura gráfica del año 88 (en tiempos en los que ese género estaba en su mejor momento, con títulos como Monkey Island o Indiana Jones), es considerado por los expertos como el mejor juego de la historia de este país, pero el más famoso es Commandos y sus tres secuelas, una saga de estrategia desarrollada por Pyro Studios. También la serie PC Futbol, dedicada a la gestión deportiva de equipos de balompíe atrae a muchos usuarios de PC, al menos en este país,