God of War 2, el regreso de Kratos a las consolas después del éxito que supuso el primer God of War, significó un canto de cisne para la Play Station 2, consola que sería cuna de grandes juegos pero cuyo límite técnico estaba siendo demostrado, y una muestra de que el primer juego no había sido exitoso por azar, sino que había buenas ideas y frescura en su concepto.
En God of War 2 controlamos nuevamente a Kratos, en una mezcla de géneros como la acción en tercera persona, la aventura y las plataformas, así como una buena cantidad de puzzles que requerirán utilizar las técnicas de nuestro personaje y nuestra astucia para encontrar las soluciones.
Una de las novedades, en cuanto a aspectos jugables, es el uso de reliquias que permitirán a Kratos reflejar los hechizos enemigos, siendo útiles para desarrollar nuevas tácticas en el combate. Además, las pantallas donde controlamos a Pegaso son de las más espectaculares a nivel gráfico, y las mecánicas que remiten a juegos del género como Panzer Dragoon están muy bien implementadas, siguiendo con la estructura de mezcla de estilos que caracteriza a God of War.
La trama comienza poco después de los eventos del primer juego, con Kratos convertido en el nuevo Dios de la Guerra y los dioses del Panteón Griego tratando de eliminarlo debido a sus faltas de respeto contra las ciudades de Grecia, ya que Kratos sigue siendo atormentado por sus recuerdos como esbirro de Ares y la destrucción sigue despertando placer y sosiego en su alma.
Las armas de Kratos han variado, gracias a su nueva condición de “dios” que le fue otorgada por Atena, e incluyen las cuchillas de Atena, iguales a las Cuchillas del Caos, la Lanza del Destino, ideal para ataques a media distancia, y el Martillo Bárbaro, que otorga un gran poder destructivo.
God of War 2 nos trae lo mejor del primer título, gráficos un poco más pulidos pero conservando la misma estética y grandeza, y mucha acción y magias para una de las aventuras en tercera persona más populares de la vieja generación.