Final Fantasy VII, la gallina de los huevos de oro.
Squaresoft se pelea con Nintendo y decide llevar la séptima entrega de su saga de RPG’s a la nueva consola de Sony, Play Station. Serían 3 CD’s que contarían una historia que se transformaría en leyenda, que originaría una serie de películas, juegos y merchandising derivado que aún hoy sigue sorprendiendo, tanto por su calidad como por el descaro que tienen al reciclar personajes y situaciones, y los jugadores contentos. Seguimos esperando una remake con todas las letras, más después de la brillante demostración de la capacidad de Play Station 3 con una secuencia del Final Fantasy VII, pero así y todo, el original de Play Station sigue siendo uno de los mejores RPG de la historia, vamos a ver que ofrecía.
Primero el aspecto de la jugabilidad. Como sus antecesores, Final Fantasy VII utilizaba el Active Time Battle, originado en FF IV, para ir regulando los tiempos de acción de cada personaje. Una vez completada la barra podíamos escoger diferentes acciones como atacar, invocar criaturas, realizar hechizos u algunas especiales. El equipo de batalla estaba integrado por tres personajes y las técnicas y atributos se consiguen mediante un sistema de equipamiento de “Materia”, unas esferas de gran importancia tanto para el desarrollo de personajes como para la trama.
Tras las batallas, los puntos de experiencia incrementan los atributos tanto de jugadores como de materias equipadas, permitiendo así aprender nuevos hechizos y técnicas, y modificar nuestros atributos como fuerza, destreza y velocidad.
Luego existen los Limites. Técnicas que se van aprendiendo ya sea al utilizar determinados ítems o al subir de nivel, y que pueden activarse al llenar un barra que sube a medida que nos ataca el enemigo. Estos ataques tienden a ser devastadores, y bien utilizados son un arma espectacular para derrotar a los jefes finales.
La historia, el otro punto fuerte de Final Fantasy VII, nos presenta a personajes memorables en la industria de los video juegos. Sephirot, un soldado de grandes capacidades que enloquece al enterarse de su verdadero origen, Cloud el portador de la Búster Sword y un guerrero que ha sobrevivido a una lucha contra Sephirot, Tifa, su amiga de la infancia, Barret un líder terrorista que busca destruir a la malvada corporación Shin-Ra, Vincent, un misterioso hombre cuyo cuerpo se transforma en abominables criaturas y Aeris, aunque quedan en el tintero muchos otros personajes que son rescatados en las secuelas y películas derivadas del primer Final Fantasy VII, la última sobreviviente de una raza antigua de poderosos hechiceros.
A nivel gráfico el juego se presenta como un gran logro para los cánones de la época. Con cutscenes deslumbrantes, algo a lo que Squaresoft siempre nos acostumbró, un mapa tridimensional para explorar el mundo donde se desarrolla el juego, y personajes en tres dimensiones, en versión super deformed, sobre escenarios pre-renderizados.
A este clásico imperecedero no hay que acercarse tanto desde el aspecto gráfico, sino desde lo jugable y lo narrativo. Una auténtica joya y uno de los juegos que ha causado el enamoramiento de muchos con un género tan japonés como el rol.