Mario Kart es una de las sagas más importantes en la historia de los videojuegos. Desde tiempos de Super NES, toda consola de Nintendo ha tenido un Mario Kart, y este juego de velocidad ha sido uno de los principales reclamos de cada una de ellas. Pocas sagas existen que generen tanta diversión como Mario Kart.
Y desde tiempos de los 16 bits, Mario Kart ha sido imitado. En realidad, a Nintendo se le ha intentado imitar montones de veces, como repasamos en el especial de plagios a Nintendo, Pero al menos en el caso de Mario Kart, pocos de esos plagios ha resultado exitoso. Sony ha estado bastante cerca, con su Crash Team Racing (PSX), o muchos años después, con su LittleBigPlanet Karting (PS3). Pero Mario Kart sigue siendo el rey en el género.
Otra gran saga de ventas millonarias se suma al intento de hacer un juego de karts que haga sombra al de Nintendo, o al menos, que aproveche su tirón para vender juegos. Los finlandeses de Rovio nos traen Angry Birds Go!.
Si, como si no hubieran sacado pasta suficiente con los pollos enfadados, Rovio nos trae otro título en el que los sube a karts, y a vender. Pasó con Crash Bandicoot, con Sonic, con LittleBigPlanet… Parece que si un juego triunfa entre un público infantil, el siguiente paso es hacer un spin-off de karts.
Angry Birds: Go! Es un juego free-to-play para iOS y Android. Esto quiere decir que lo podéis jugar gratis, pero que, en cuanto queráis profundiza un poco, os encontraréis con esos odiosos micropagos. De gratis nada, monada.
Porque la parte gratuita de Angry Birds Go! es divertida, si, pero un ratito solo. Nuestros corredores tienen una barra de energía que se gasta cuando disputamos unas cuantas carreras, y tenemos que pagar para poder darle vidilla, o esperar un tiempo para seguir jugando. Lo que pasa es que es improbable que quieras seguir jugando, porque el juego es siempre igual, los circuitos son monótonos, y los power-ups no tienen gracia ninguna.
Está bien ver a los pajaritos de Angry Birds en 3D, pero al juego le faltan condimentos. Angry Birds Go! puede ser interesante para entretener a los peques de la casa con la tablet, pero no sirve para mucho más. Es un experimento fallido por parte de Rovio, que ya no sabe que hacer para seguir sacándole partido a Angry Birds. ¿Qué será lo próximo? ¿Un shooter? ¿Un crossover con Justin Bieber? Cualquier cosa por dinero.