La crisis ha extendido su ala de oscuridad por todo el planeta y es indudable que ha alcanzado todos los sectores incluida la industria del videojuego. Ahora la que se balancea en la cuerda floja es el gigante japonés Square-Enix que, al igual que han hecho ya otras muchas empresas, despedirán a multitud de trabajadores de sus filas, concretamente se habla del despido de 300 integrantes. Una cifra que puede parecer pequeña pero que no lo es tanto cuando pensamos en familias completas que dependen de esos sueltos, niños que deben vestirse, comer e ir al colegio para tener un futuro.
Ya ha pasado con otras compañías como GRIN, Ensemble Studios pero Square-Enix se mantenía impune en la cumbre. Personalmente no se me ocurrió que pudiera pasar, Square-Enix está teniendo un éxito tremendo, de hecho su reciente lanzamiento Dragon Quest para Nintendo DS ya se encuentra entre los 15 juegos más vendido de toda la historia en Japón (cuando lleva tan poco tiempo en el mercado). Con tanto remake de Final Fantasy (Dissidia, reediciones en Nintendo DS y un largo etcétera) me extraña que no estén amortizando los gastos de desarrollos de otros títulos mucho más grandes como Final Fantasy XIII o XIV.
Un dato que desconocemos es la procedencia de esos trabajadores que pronto dejarán de serlo. Cuando hablamos de Square-Enix pensamos en Japón directamente pero olvidamos que hace poco adquirió Eidos y dentro de no demasiado se fundará Square-Enix Europa. Quien sabe si estos recortes en el presupuesto afectarán más a nuestro mercado que al japonés. La esperanza es lo último que se pierde ya que si un trabajador tiene el honor de poseer un currículum de trabajo en una empresa con Square-Enix dudo que le falten demasiado las ofertas.
El debate podría continuar por otro camino, vale que es necesario hacer recortes y que la empresa no pueda permitirse tener a tanta gente en nómina. Deberíamos preguntarnos cuánto cobran los directivos y altos cargos de Square-Enix teniendo en cuenta pluses, dietas e incentivos. Hace poco se descubrió que un directivo de Activision recibía casi 15 millones de euros al año en total, cifra que toca bastante la moral cuando uno lee noticias de despidos multitudinarios en las empesas.