Grande es la expectación que crea este juego, grande son sus gráficos y su jugabilidad, grande son los enemigos de Kratos, los escenarios y, sobre todo, la brutalidad que posee el juego. Sin duda, todos los factores antes mencionados hacen del juego un auténtico “must-have”, un juego que nadie se puede permitir no tener en sus vitrinas y que es la fórmula absoluta del éxito. Sin embargo, uno de los componentes de dicha fórmula, no es del agrado de las entidades autorreguladoras, pero sin ese ingrediente, la fórmula del God of War, no sería la misma.
Como sucede antes del lanzamiento de todos los juegos, hay muchas entidades que deben supervisarlo y dictaminar si el contenido es apropiado acorde a las leyes, la mentalidad y la cultura del país. Este asunto trae de cabeza al director de arte de God of War III, Sean Cunningham, a quien de verdad preocupa la posibilidad de que no sea posible lanzar en juego en lugares como Australia, donde el organismo que se encarga de regular la clasificación de los juegos según edades (OFLC), es verdaderamente exigente, existiendo la posibilidad de etiquetar el juego como MA15+, lo que procedería de manera automática a su prohibición de venta dentro del país. Incluso en Alemania, se vería amenazado el lanzamiento del juego, y es que no sería la primera vez que sucediese.
Al parecer, según afirma Sean, desde el comienzo del desarrollo del juego, se ha intentado llegar al límite de lo permitido, llegar a donde otros juegos no llegan, incluso intentar desplazar esos límites un poco más lejos. Sin embargo, una vez llegados a este punto, existe un debate interno sobre si se ha llegado demasiado lejos, sobre si eso que le da la fórmula del éxito, sea perjudicial para la empresa si se abusa excesivamente.
Por todo ello, parece ser se están planteando suavizar algunas escenas para así asegurarse el lanzamiento en todos los países que tenían previsto, y no abusar de lo que les hace grandes. Ya que esto de las entidades autorreguladoras no es ninguna broma, y será, quizás, uno de los mayores obstáculos que se pueda encontrar el juego, porque en otros aspectos no tiene rival.