Análisis de Life Force para Wii

Life Force ofrece un verdadero viaje al pasado en cuanto a la historia de los Shoot’em Up, permitiendo al jugador ver el comienzo de prácticas que luego serían utilizadas por nuevos clásicos, desde un simplificado sistema de mejoras hasta escenarios repletos de amenazas que van más allá de las tropas enemigas.

Konami, creadores también de la saga Gradius, ofrece con Life Force (Salamander en el original Japonés) una muestra de experimentación. A principios de 1986, cuando veía la luz en los salones de arcade el juego original, la posibilidad de jugar con dos naves, el Vic Viper de Gradius por un lado y la nueva Lord British por otro, era solo una parte de la experiencia jugable innovadora que Hiroyasu Machiguchi pregonaba.

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Life Force es, a comparación de Gradius, técnicamente más prolijo, con gráficos más detallados y un aspecto mucho más oscuro, algo que le daba un cierto encanto a la mecánica de lucha con naves espaciales.

La mezcla de pantallas de scroll lateral y horizontal le daban una sensación mucho más completa a nuestra aventura, mientras tratamos de salvar al universo de la destrucción con ayuda de las escrituras proféticas encontradas en el planeta Latis (donde comenzó la vida según el universo de Gradius).

Konami consigue, a través de escenas narradas con texto e imágenes, sumergirnos en una clara historia de ciencia ficción donde no solo estaremos piloteando una nave y destruyendo a las tropas de Salamander, el Imperio enemigo, sino que realmente nos sentiremos presionados por la próxima destrucción planetaria.

El éxito de Salamander/ Life Force la valió la conversión a las consolas más famosas de la época, y hoy en día, gracias a la Consola Virtual de Nintendo Wii y al paquete Salamander Portable de PSP, podemos disfrutar de uno de los clásicos del Shoot’em Up que se da el lujo de envejecer de la mejor manera, conservando su jugabilidad y la capacidad de entretener.







 

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