Desde los albores de la historia, bueno, un poco después en realidad, los videojuegos han sido criticados por el carácter violento que poseen algunos de ellos. Se les acusa de pervertir a la juventud con actividades ilegales y uso de armas, entre otros. Lo que no saben (o al menos no parecen comprender) es que no reflejan la realidad, son mundos alternativos, irreales, fantásticos. Eso es lo que comentan desde IO Interactive, actuales desarrolladores del videojuego Kane & Lynch 2: Dog Days, un título que no va precisamente de recoger florecillas en el campo.
Afirman que los videojuegos han sido violentos desde siempre y que nos permiten hacer cosas que en el mundo real nunca haríamos, en este caso no tendríamos que temer por las consecuencias de nuestros actos. Se quejan de que estas críticas provienen de gente que no está metida en el mundo de los videojuegos, que no los conoce. Ellos sostienen que sus fans saben perfectamente discernir entre el mundo virtual y el real, que son cosas distintas y que, bajo ningún concepto hay que mezclarlos. Por supuesto, comparto completamente su opinión, debe haber videojuegos de todas las clases, para cualquier edad. Si un juego es especialmente violento debe advertirse, pero nunca censurarse. Ya lo he comentado en multitud de ocasiones.
Alguien que se haya criado entre videojuegos, sabe perfectamente que cuando está jugando interacciona con un mundo que no existe y que, cuando apaga la consola, vuelve al real. Una persona dentro de sus cabales jamás se comportaría como si tuviera el pad aún entre las manos. Por favor, espero que se dejen de tonterías sin sentido y que comprendan que es simplemente ocio virtual. Cuando la generación que tenga el poder se haya criado entre videojuegos estoy seguro de que estos problemas irán disminuyendo paulatinamente pues comprenderán lo que son.