Personajes: Baraka (Mortal Kombat)

En Guía Manía también seguimos analizando a los personajes más importantes de los videojuegos, y hoy le dedicamos nuestro espacio a un guerrero de la saga Mortal Kombat, el diabólico Baraka.

Su primera aparición en Mortal Kombat II lo mostraba como un guerrero despiadado e impredecible que trabajaba a las órdenes del emperador Shao Kahn. Pertenece a una raza de nómadas mutantes llamados Tarkata, producto de la combinación de demonios del Netherealm y del Outworld.
Baraka III

La principal característica de su raza son unas filosas hojas de espada que surgen de sus antebrazos, y que utiliza para sus macabras técnicas y combinaciones de ataque, creando algunas de las Fatalities más sangrientas del juego.

Es interesante ver como, pese a sus constantes enfrentamientos contra los guerreros del Earthrealm, Baraka no tiene ningún odio personal sino que lucha para responder a las órdenes de aquél al que llama “amo”.

Durante el segundo Mortal Kombat, Baraka se alía con Mileena para derrocar a Shao Khan, pero finalmente su plan falla y tras el final de Mortal Kombat Trilogy decide vagar por los diferentes reinos hasta que se encuentra con Quan Chi, quién le ofrece la oportunidad para gobernar juntos.

Su mente gesta una nueva traición, pero tras la derrota de Shinnok nuevamente sus planes son frustrados y debe volver a vagar.

En Mortal Kombat: Deception Baraka se une a las fuerzas de Onaga, y de paso libera a su antigua aliada, Mileena. Utilizando su parecido con Kitana, el plan consiste en alejar a las fuerzas de Edenia de Onaga para que sus planes se lleven a cabo. Sin embargo, en la lucha planificada mueren demasiados guerreros Tarkata y Baraka se siente traicionado.

En su final de Mortal Kombat: Armageddon Baraka consigue poderes similares a los de un dios tras derrotar a Blaze, y le ordena a Shao Khan y Onaga que se arrodillen ante él, ante la negativa los termina atravesando con sus espadas. Luego, se acerca a Mileena y le da la opción de convertirse en su reina, o morir…

Un guerrero con sus propios planes, malo, sin duda, pero responsable de sus actos. Uno de los más sanguinarios.







 

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