Call of Juarez: Bound in Blood, la secuela del juego de acción ambientado en el salvaje oeste de Ubisoft llega a PS3, Xbox 360 y PC, con mejoras en las mecánicas, un motor gráfico más fluido y una trama digna de cualquier película de Clint Eastwood.
La trama se sitúa años antes del primer juego, aunque las motivaciones siguen siendo similares; el tesoro de los aztecas sigue siendo uno de los protagonistas principales mientras atravesamos tierra estadounidense en plena Guerra Civil y nos dirigimos al corazón de Méjico en busca de las pistas aztecas.
Los personajes, en esta oportunidad, son los hermanos McCall. Ray, el reverendo que aparecía en el primer juego, en sus años mozos era un pistolero que vagaba por el mundo junto a su hermano Tom. Ambos tienen estilos diferentes de juego, y habrá partes especificas que tendremos que resolver con uno u otro.
Ray es rudo y violento, ideal para la confrontación directa, mientras que Tom es un personaje más ágil y escurridizo.
Una de las características más interesantes del primer Call of Juarez eran los típicos duelos entre vaqueros, y en Bound in Blood la cantidad de estos se ha incrementado, así como la acción en general. Que nos lleva desde escenarios en plena lucha de la Guerra Civil hasta los tiroteos con otros bandoleros en las tierras mejicanas.
Los enemigos en Bound in Blood son más inteligentes, más violentos y mejoran la experiencia de juego, ya que no se trata simplemente de disparar contra personajes de escasa movilidad. La acción es variada y se vuelve más compleja a medida que avanzamos en los niveles.
El desarrollo de la trama es bastante lineal, pero eso no quita que haya una buena cuota de exploración de escenarios y objetos especiales. Explorar cada rincón vale la pena, pero en líneas generales no estamos ante un sand box, sino ante un juego de acción que nos lleva de A a B mientras luchamos en una ambientación del salvaje oeste que ha venido ganándose un espacio desde la generación de consolas pasada.