Censura y control parental

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Tema cuanto menos peliagudo y polémico, el asunto de los videojuegos para adultos. Me parece buena idea sacar el tema debido a la reciente noticia de la censura en Australia, además, no pocos juegos han sido directamente censurados por tener contenido violento o por la aparición de diversas sustancias en ellos (veánse Metal Gear Solid y Fallout 3). Hay censura, controles parentales, sistema de avisos PEGI, pero, ¿cúal es la opción más factible? ¿cúal la más correcta?

En otros medios audiovisuales como es el cine, medio bastante próximo a los videojuegos (sólo que si la interactividad característica de estos últimos) la violencia, el sexo, las drogas, el terror y otros muchos contenidos para adultos son el pan de cada día, por ello las películas están marcada con su correspondiente etiqueta “+18” aunque en la mayoría de casos sea una mera recomendación y de ninguna manera una imposición. En cambio, con los videojuegos se pretende cierta censura, la gente se escandaliza ante las cosas que desconoce y, en mi opinión, esa es la verdadera raíz del problema, la ignorancia general. En España se quiso censurar The Wheelman (un juego de persecuciones urbanas) por estar ambientado en Barcelona y “dar mala imagen a la ciudad” (cuando en realidad lo que hace es publicitarla).

En este tipo de medios son los padres los que deben controlar a sus hijos y procurarles contenidos apropiados para ellos, según su edad y su formación como persona. Por supuesto opino que no deberían dejar jugar a un Grand Theft Auto a un niño de 10 años. El problema es que los padres (hablo en general, es obvio que habrá excepciones) también tienen desconocimiento del tema, están desinformados (porque quieren) o simplemente no les preocupa a lo que jueguen sus hijos (mientras que estén entretenidos y no molesten…). Mi visión de una posible solución consiste en concienciar a los padres que los videojuegos no son inherentemente malos o buenos, sino que depende de cada juego y la persona que los utilice, por eso deben informarse a través de sistemas como el PEGI y decidir a qué deben jugar sus hijos.

Métodos como el PEGI informan claramente acerca del contenido del videojuego con unas etiquetas bastante claras y una calificación final por edades (que ahora vendrán acompañados de los colores verde, amarillo y rojo). Así mismo, el control parental que poseen las consolas de sobremesa pueden ser una gran herramienta para que los padres conozcan y limiten los contenidos a los que acceden sus hijos.

En definitiva, censura por supuesto que no, los adultos tenemos derecho a jugar a lo que nos plazca pero un control parental por supuesto que sí. Recomendaciones, no imposiciones. Simplemente las compañías deben informar, los padres, encargados de la educación de los hijos deben velar por los juegos a los que pueden jugar. ¿Qué opináis vosotros?




    el 02.07.09

 

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