Disgaea regresa, y con la tercera entrega de esta prolífica saga de Nippon Ichi asistimos nuevamente a un festival de humor negro, ácido y muy elaborado, aunque con algunos altibajos en el apartado gráfico, Play Station 3 y un RPG estratégico infaltable para los amantes del género.
Disgaea 3: Absence of Justice rescata los principales que han diferencia a esta saga de otros títulos de estrategia, con diálogos disparatados, personajes disparatados y una mecánica de juego tan extensa que hacía casi interminable la exploración con fines de obtener hasta el último tesoro del título.
A Play Station 3 llega tras haber creado gran expectativa, y si bien a nivel guión y jugabilidad Disgaea sigue siendo indiscutiblemente brillante, el apartado gráfico deja bastante que desear, dado que poco innova desde los éxitos en Play Station 2.
Desde nuestra base escogeremos las misiones que mejor se sitúen a nuestras capacidades, realizamos las configuraciones de equipo y tropas y nos lanzamos a combatir con diferentes unidades reclutadas en un Academia donde los estudiantes buscan capacitarse para hacer el mal, uno de los muchos puntos cómicos y paradójicos en la historia de Disgaea.
También podremos dedicarnos a la mejora de nuestro equipo en la Academia, siendo el objetivo de llegar al nivel 9.999 quizás la tarea más tediosa de la historia, pero que en definitiva, y en base a las muchas combinaciones posibles, agregan horas y horas de juego.
Las novedades incluyen el sistema Magichange, que permite combinar ataques entre humanos y monstruos para conseguir efectos especiales, y el Sistema de GeoBloques, que le aportan nuevas opciones al combate, uno de los aspectos más elaborados y demandantes de Disgaea 3.
La disparatada historia nos pone bajo la piel de Mao, un joven de 1500 años que decide dejar de estudiar para convertirse en el próximo amo del Inframundo, pocas pretensiones, acción directa y mucho humor.
Disgaea 3: Absence of Justice para Play Station 3 nos trae nuevamente un repertorio de personajes originales que se pasarán horas creando diálogos absurdos e hilando una trama adictiva, absurda y repleta de acción.