Devil May Cry 4, Dante y Nero, dos personajes que garantizan una experiencia única en la nueva entrega del juego de acción de CAPCOM.
Los seguidores del demonio Dante pueden disfrutar, desde principios de año, de la nueva aventura a la que nos transporta Devil May Cry 4 en la PS3 y en la Xbox 360, así como una versión de PC que fue publicada a partir de Julio.
El gameplay del juego respeta las bases sentadas en los tres títulos anteriores. Controlamos a nuestro personaje, en este caso controlaremos tanto a Dante como al nuevo muchacho llamado Nero, cuyo Devil Bringer (un brazo endemoniado) nos ofrecerá una nueva gama de ataques alejado de las pistolas y habilidades de Dante. Exploraremos los diversos escenarios, misiones, reuniendo objetos y resolviendo algunos acertijos para luego enfrentar a los Jefes de Final de Pantalla tan propios en este género. El combate es fluido y premia a aquellos que se esmeran en encadenar golpes sin ser derribado. Los puntos por estilo le agregan mayor dificultad y variedad a las distintas combinaciones de ataque de las que disponemos.
La historia del juego introduce al nuevo personaje, Nero, como integrante de la Orden de la Espada. Este grupo adora a Sparda, el demonio padre de Dante que se rebeló contra el emperador, y por alguna razón Dante arriba en medio de una ceremonia y rebela que muchos de los presentes eran demonios escondidos. Algo esta sucediendo en el interior de la Orden, pero Nero solo puede seguir las órdenes de sus superiores y le encargan atrapar a Dante. La historia tiene varios giros interesantes, y alusiones a juegos anteriores, pero la narrativa esta bien llevada y permite a los no experimentados en la saga captar los hilos sin demasiada complicación. Es más bien un guiño a los fans y una cuestión de continuidad.
El trabajo gráfico ofrece escenarios complejos y muy detallados, que representan claramente la intención de Hideaki Itsuno (director del proyecto) de esperar a las consolas de nueva generación para entregar su cuarto juego del muchacho caza demonios. La fluidez en el combate cuerpo a cuerpo, los efectos de luces y magia están tan bien logrados, que el motor gráfico MT Framework cumple más que sobradamente su objetivo.
La dificultad ha sido reducida, una de las mayores críticas a la anterior entrega, y el juego se hace más disfrutable para los jugadores menos experimentados.
Una gran jugada por parte de CAPCOM que ha logrado volver a dar en el clavo con su Devil May Cry 4, tras la sensación de repetición de fórmulas que supusieron el segundo y tercer juego.