Si recuerdas Dr Mario, es que eres un viejo como yo. Se trata de un juego de puzles lanzado en el año 1990 para Game Boy y NES, en una época en la que, a la hora de desarrollar un videojuego y ante la falta de posibilidades técnicas, se buscaba, más que cualquier otra cosa, ese toque adictivo que tenían Tetris o Columns, algo que mantuviera al jugador enganchado a la consola todo el día, queriendo batir su propia marca. Es parecido a lo que ocurre hoy en día con los juegos para smartphones como Candy Crush.
Y, sobre todo en Game Boy, Doctor Mario era uno de esos juegos de puzles que enganchaban. La imagen en él de Mario era, tan solo, un reclamo para atraer al público, su presencia era bastante gratuita. Pero el juego estaba bien. El jugador disponía de una pantalla tipo Tetris, en la que en lugar de figuras había virus. Y, mediante las capsulas que iban saliendo, se iban destruyendo esos virus, cada vez que el color de la mitad de la cápsula coincidiera con el de una fila de virus y cápsulas. Como supongo que nadie ha entendido esta explicación, más vale que miréis como era el juego mediante el siguiente vídeo, que corresponde a la versión de NES.
Ahora, un montón de años después (casi 24), aparece una secuela de este juego, en esta ocasión, protagonizada por Luigi. El hermano pequeño ha heredado una saga cuya supervivencia es tan solo posible gracias al nacimiento de los mercados digitales, que han posibilitado la publicación de juegos mucho más pequeños. Y también está apoyada por la necesidad de Nintendo de lanzar productos exclusivos para una máquina, Wii U, que está en peligro debido a la furiosa competencia.
El año de Luigi continúa en este juego, en el que se pone la bata de doctor y comienza a hacer lo que su hermano le enseñó: destruir virus a base de medicamentos. Y es que, en una partida individual, contra la CPU o contra un amigo, la dinámica de Doctor Luigi es, en esencia, la misma que en el clásico Doctor Mario.
Se añaden opciones variadas, como niveles de dificultad, y el modo flash, en el que brillan las bacterias, para que las destruyas antes que el rival. En el modo L, por su parte, en lugar de caer píldoras de una en una, lo hacen de dos en dos, pegadas en forma de L, de forma que hay que exprimirse el tarro para saber dónde colocar la que queda suelta.
Existe un tercer modo novedoso, el modo bactericida, en el que podemos usar la pantalla táctil del GamePad. Estos modos originales convierten a Dr Luigi en un juego mucho más heterogéneo, pero lo que realmente le da vidilla es la posibilidad de participar en partidas online.
Dr Luigi es un juego adictivo, pero también es cierto que no incluye grandes novedades en una serie veterana. De hecho, pierde un poco con respecto a Dr Mario 64, juego en el que podían jugar 4 personas al mismo tiempo. Es entretenido, pero no tiene grandes pretensiones.