Violencia en videojuegos

Una de las discusiones que ha traído mayor controversia durante la vida de los juegos electrónicos, más que nada desde la década del `90, ha sido la influencia de estos sobre los jugadores, puntualmente la violencia presente en algunos de ellos.

Esto se ha visto acentuado desde que la evolución tecnológica he permitido que los juegos se asemejen cada vez más a la realidad y se representen con mayor exactitud escenas de acción, con sangre por todos los rincones y con el uso de armas de todos los calibres.

Pero a mi entender, la influencia de un juego de video no es mayor que la de una película por ejemplo. Algunos sectores argumentan, a partir de estudios realizados y publicados luego en la revista New Scientist, que los jugadores no son simples espectadores que se sientan a ver pasar el juego, es decir, que los jugadores nos “mimetizamos” con el juego, creemos ser parte de él, ser un personaje propio del juego.

Esto puede ocurrir, en general, cuando jugar se vuelve más bien una adicción. Tal vez la frase que dice que “todas las cosas en exceso son malas”, sea adecuada en esta ocasión.

Si una persona se pasa una semana encerrada en su casa jugando un juego, es muy posible que al salir quede un poco perturbada. Pero no creo que mucho más ni mucho menos que otra persona que se quede viendo toda la saga de Rambo y Rocky una y otra vez hasta batir el record Guiness.

Seguramente ambas cosas tengan efectos nocivos sobre las personas, tanto para el jugador como para la gente de su entorno. Sin ir más lejos, recuerdo el caso de un adolescente español que decían había jugado al Final Fantasy 8, y obsesionado con el personaje Squall, tomó una espada y asesinó a integrantes de su familia.

En este caso es extremo e inconcebible, finalmente fue descartada la influencia del juego y se descubrió que el joven tenía problemas anteriores que eran las posibles causas del hecho.

Yo creo que simplemente hay que hacer respetar, al igual que en las películas, los límites de edad y que los padres, en caso de jugadores menores, sean responsables y estén cerca de sus hijos para poder aconsejarlos sobre como interpretar la realidad virtual a la que están por adentrarse.

Y en caso de que los usuarios sufran lo que ya sería una adicción a los videojuegos tengan la posibilidad de acceder a un tratamiento, psicológico o el que sea adecuado, para que puedan solucionar su enfermedad, de la misma manera que lo tienen o deberían tener las personas que sufran cualquier otro tipo de adicción.

Un consejo que daba un personaje acá en Argentina: “está bueno que juegues al PES, pero está mucho mejor jugar al fútbol con tus amigos en el parque más cercano”.




    el 07.12.07

 

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