No dejes que los detestables zombies sigan complicando tu estadía en este título. Para tratar de ayudarte en esa ardua tarea, contamos con algunas cuestiones que tal vez interesen.
Lo primero que les comentaremos es que una vez que logres pasar el título, después tendrás la oportunidad de iniciar otra vez, pero con la particularidad de contar en esa ocasión con el total del inventario recolectado en tu primera experiencia.
Dos por una
En otro orden completamente distinto, puedes llegar duplicar tu arma predilecta. Antes que nada, equípate con ella y aprieta el gatillo izquierdo sin dejar de presionarlo y luego haz lo mismo con el botón de la furia (o sea, Y o Triáng), en el instante en que observes en tu objetivo a unos cuantos zombies. Al lanzar el objeto en cuestión, lo que debería ocurrir es que tu arma aparezca ahora duplicada.
A guardar sin complicar
En tanto, si ya lo has probado un par de veces al jugo, bien sabrás que cuesta más de la cuenta archivar el progreso. Pues bien, para cambiar eso tan molesto, te recomendamos que vayas hacia Opciones, Controles y cambia el estilo de lucha. Es decir, pasa de analógico a digital, o bien hazlo a la inversa. Por cada ocasión que lo realices, se archivará de forma automático tu progreso.
Muertes fáciles
Las curiosidades no nos podían quedar fuera de este artículo. Cuando te siga hasta el hartazgo algún grupete de antipáticos zombies, no dudes en dirigirte hacia donde haya agua. Cuando ya estés ahí, golpéalos y verás de qué manera tan tonta se irán ahogando. Lo mejor de esa simple práctica es que te servirá de mucho para ir sumando puntos de experiencia extra.
De nock out
Por otro lado, y para ir ya finalizando, nos queda por mencionar un último pero interesantísimo consejo. Cuando te topes con un martillo, lo que debes hacer es llevarlo a los bancos de trabajo para que lo mejoren. Mientras que al toparte con alguna de las bestias, vas a tener que verificar que en el enfrentamiento sólo participan tú y él. Cuando eso esté encaminado, invítalo a que te persiga y golpéalo. Ahí indefectiblemente se retorcerá del dolor. Pues bien, precisamente en ese instante apúntale al medio del pecho y ejecútalo con un certero martillazo en la cien.