¿Recordáis los comienzos de la sobremesa de Sony, Playstation 3? Yo me acuerdo perfectamente, Sony no paraba de bombardearnos con las bondades del potentítisimo procesador de siete núcleos que incluía su nueva y flamante consola, el Cell. Nos aseguraban que este procesador tan potente no sólo se utilizaría en la consola sino que poco a poco se implantaría en multitud de productos de la empresa como televisores, reproductores multimedia etc. A pesar de lo que duele comerse las palabras propias (sobre todo cuando se airean tanto), Sony puede que tenga que hacerlo. Según apuntan ciertos rumores hay posibilidades de que la compañía nipona abandone dicho procesador de cara a una Playstation 4.
Los rumores vienen provocados por un gurú de la tecnología japonés que dice estar relacionado con el departamento de investigación de Sony. No es la única fuente pero de todos modos no es la más fiable del mundo, todo esto habría que cogerlo con pinzas. Desde luego poco a poco vamos teniendo más indicios de esta posible decisión. Hasta ahora Sony trabaja con el procesador Cell de IBM y Toshiba mientras que para la próxima consola utilizarían una arquitectura Intel multinúcleo mucho más corriente (que no menos potente) y cercana a los PCs comunes.
¿El motivo? Pues es bien sencillo, no sé si recordarán los eternos comentarios de desarrolladores entorno a la dificultad de programar para Playstation 3. Esto se debe principalmente a la arquitectura del Cell por lo que utilizar un procesador similar al de X-Box 360 y los ordenadores corrientes facilitaría mucho la vida a los desarrolladores de juegos. Es más, seguramente los juegos multiplataforma no perderían calidad en su versión de Playstation. Sony no tendría que desembolsar unas cantidades impronunciables para desarrollar la tecnología y podría utilizar alguna ya existente mucho más barata.
No es algo seguro pero los indicadores lo apuntan bastante bien y no es una idea demasiado descabellada, ya saben que en el mundo de los videojuegos las compañías a veces toman decisiones muy extrañas.