Mario Party 8, la saga de mini juegos con personajes del universo Nintendo llego a la Nintendo Wii, sin ningún cambio radical, salvo algunos juegos para utilizar las particulares características de control de la Wii.
Ya viene siendo hora de que los desarrolladores de juegos para Nintendo Wii comiencen a buscar nuevas ideas, a mi parecer. Porqué ya van varios títulos que simplemente se dedican a hacernos utilizar el control del Wii Moto por el mero hecho de ver como funcionan los sensores de movimiento, ya ni siquiera causa sorpresa, funciona, sí. ¿Y ahora?
El gameplay de Mario Party 8 consta de diferentes tableros por los cuáles movilizamos a nuestro personaje mientras tratamos de conseguir, en los diferentes casilleros, el mayor número posible de monedas.
En los turnos finales las acciones especiales, monedas de premio, pantallas de bonús, se hacen más frecuentes como tratando de darle un empujón final a la experiencia de juego y competición, pero no consigue nunca despegar mucho más.
Es un juego inspirado en la competición contra nuestros amigos, que en el modo de un solo jugador se torna monótono y aburrido, e inclusive jugando contra otras personas termina convirtiéndose en repetitivo después de unas horas de juego.
Es el paradigma de los juegos casuales, basados en la jugabilidad por la jugabilidad misma, en hacernos interactuar con la pantalla para que el movimiento de nuestros brazos consiga que Mario atrape la última moneda. Pero no ofrece nada nuevo y la Nintendo Wii ya está saturada de esos juegos.
El apartado gráfico, además, es muy pobre. Llegando incluso a parecer una versión de un juego de Nintendo GameCube muy venida a menos. Cosa que, en pleno auge de la nueva generación de consolas, no hace más que desacreditar a Nintendo.
Su nueva tendencia a buscar usuarios casuales, que jueguen cualquier título para divertirse un rato, es muy loable, para algunos, pero la falta de respeto hacia las ideas recicladas y los gráficos de antaño tampoco pueden durar por siempre.
Por lo cual, veremos como continúan sacando títulos de mini juegos con poca gracia hasta que los jugadores mismos se den cuenta que les están ofreciendo el mismo juego que hace un año, empaquetado con una nueva carátula.