Los amantes del género rol, y especialmente los fervientes seguidores de esta franquicia, deben haberse puesto más que contentos con la aparición de Divinity 2: Dragon Knight Saga, el cual ha aparecido en el mercado hace tan solo un par de semanas. Se trata de un producto que ha contado con el desarrollo de la firma Larian Studios y que se puede disfrutar a través de las plataformas PC y Xbox 360. Por su parte, de su distribución está encargada la gente de Digital Bros Iberia.
Lo primero que se debe aclarar de este juego es que bien se lo podría definir como un combo, puesto que incluye tanto a Divinity II: Ego Draconis como a Flames of Vengance. Con la primera se le suman a la saga considerables mejoras tanto en el aspecto técnico como en el jugable. Mientras que con la segunda se le agrega la continuación al efectivo Divinity II. Vale la pena remarcar que este segundo agregado no estará disponibles para los usuarios de la sobremesa de Microsft, ya que sólo lo pueden adquirir los gamers de PC vía descarga digital.
Por otro lado, hay un punto negativo que no podemos pasar por alto. Lamentablemente para esta ocasión el título no le llega a los usuarios doblado a nuestro idioma. En esta oportunidad aparece en inglés y con la chance de mostrar los textos en castellano. Sin lugar a dudas, esto le quita peso a su trama debido a que sus personajes pierden personalidad. Por su parte, lo que sí muestra un marcado avance es su apartado gráfico. Esto se nota principalmente en tres elementos, los efectos, la iluminación y el texturado. A su vez, siguen apareciendo algunas limitaciones en las animaciones de los diversos protagonistas de la historia.
En tanto, como puntos positivos están las flamantes habilidades que sirven para darle compensación a las distintas clases. Asimismo, siguiendo en esta línea, la dificultad se ha ajustado considerablemente porque en los momentos de tormento se han suavizado muchas acciones por parte de las fuerzas enemigas. Por último, para mencionar sus dos atractivos más interesantes, no nos podemos olvidar ni de su jugabilidad ni de su adicción, dos instrumentos vitales en todo buen RPG.