Need for Speed: La Película, bienvenidos a Ciudad Cliché

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Siempre que hablamos de películas sobre videojuegos, lo hacemos en tono negativo, o como mucho, jocoso, puesto que a veces más vale reír por no llorar. En este caso, hablamos de la recién estrenada película de Need for Speed que, de nuevo, es mala de narices. La diferencia con respecto a otras adaptaciones es que, esta vez, tenemos justo lo que cabía esperar.

En el momento en el que Electronic Arts anunció la producción de la cinta, lo dijimos. Pelis como Fast and Furious han puesto de moda los cochazos tuneados en las pantallas de cine, en producciones creadas para un público adolescente, que carece por completo de criterio. Y laa marca Need for Speed es perfecta para hacer películas de este tipo, y aprovechar el tirón para sacar algo de pasta.

Porque en la industria del videojuego, Need for Speed se ocupa de atraer a ese tipo de público, así que tenemos los ingredientes necesarios para un éxito en taquilla: cochazos y una marca conocida para el público objetivo. Si a eso le sumamos la presencia de un actor conocido como protagonista (Aaron Paul, Jesse Pinkman en Breaking Bad), tenemos éxito seguro.

Y así es, la película de Need for Speed superó los 125 millones de dólares de ingresos en taquilla, confirmando la falta de criterio del público. Porque, sí, la película ofrece un argumento (si podemos llamarlo así) similar al de los juegos, pero al menos estos incluyen un elemento interactivo que aporta otro tipo de entretenimiento para el público, divierten, y el argumento es totalmente irrelevante. No son juegos magníficos, no están pensados para aquellos que busquen en la industria del videojuego una experiencia intelectualmente interesante, tan solo para los que quieran diversión y sensación de velocidad. Pero en una película, el argumento debería ser providencial.

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Si te adentras en la película de Need for Speed, quizás veas el cartel de “Bienvenido a ciudad cliché”. Sí, es una cinta de esas escritas por un mico que mete tópicos, uno detrás de otro, que se repiten en todas las producciones de Hollywood. Tenemos a un prota, que compite en carreras de coches, y se topa con su malvado enemigo, quien está ahora saliendo con su antigua novia. En una carrera, ese enemigo, que es malo porque sí, mata al mejor amigo del prota, quien acaba culpado por el homicidio. A su salida de la cárcel, nuestro personaje busca venganza, ganándole una carrera al malo. A esta concatenación de clichés, súmale un negro haciendo gracias y bailando, y ya tienes un éxito en taquilla.

Toda esta tontería está aderezada por carreras de coches y persecuciones, que vienen a ser todo lo que busca el público que ha ido a ver la película. Por eso, aunque me haya costado verla, no le voy a poner ni un pero a la película de Need for Speed: es lo que esperaba ver, y es lo que espera ver el público que paga la entrada de cine, así que todo está bien.

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    el 27.04.14

 

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